Hace dos miércoles atrás me encontraba compartiendo con damas de la iglesia en un culto solo para nosotras, justo al lado del mar; y ¿por qué no hacerlo? El lugar inspiraba paz y tranquilidad, no había horario restringido, así que mejor no podíamos estar. Era de noche, pero a nuestro alrededor había suficiente luz como para estar allí. Lo más rico de todo fue la brisa, el sonido de las olas… En fin fue un momento placentero para conversar sobre la Palabra de Dios.
En estos cultos que las damas acostumbran hacer varias veces en el mes, se tocan distintos temas; y el tema de esa noche, fue la SAL. ¡Valla! ¡Qué emoción la mía! Comienzo a reírme cuando me entero que el título era “Somos sal de la tierra”, acompañado del versículo encontrado en Mateo 5:13 que dice:
«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.»
OK, OK, me emocioné (y mucho), al punto de compartir con ellas lo que era PotedeSal.com, pues no todas conocían de. Les conté de cuán grata ha sido esta experiencia, de poder ser exactamente eso— la SAL del mundo a través de publicaciones que surgen de nuestro corazón, y de tenerlos a USTEDES, nuestros lectores, como una de las razones y motivos para escribir. Aprovecho a ustedes darle las gracias.
Con ellas, compartí mis pensamientos acerca de lo que es ser la sal de la tierra, y todo a través de una simple definición tomada del Diccionario de la Real Lengua Española.
SAL = sustancia, consistente de cloruro de sodio, cristalina, de sabor propio, soluble en agua, que se emplea para sazonar y conservar alimentos.
Primer punto que quiero discutir contigo— La sal es:
✔ Consistente (lo que significa duración, estabilidad, solidez). La sal perdura, es estable y todo porque tiene un propósito— sazonar.
Si vas a ser sal, debes ser consistente. Estable y firme en los caminos de nuestro Padre. ¿Cómo lo haces?— Nutriéndote de su Palabra, la cual es duradera y al igual es estable. Dios cuenta con personas que sean consistentes.
✔ Cristalina. Al pensar en “cristalina”, viene a mi mente solo una cosa— LA VERDAD. La sal debe ser cristalina. Nosotros debemos reflejar transparencia. Lo mismo que hay dentro lo demostremos por fuera. ¿Qué hay dentro de ti?
✔ Propio sabor. Te expongo el ejemplo del café. Tal vez tú que lees eres amante al café. Tal vez te guste una marca en específico y otra no. Lo mismo sucede con otros productos; y esto se debe a que cada cual tiene algo que lo distingue, quizás un ingrediente que otro no tiene. Lo mismo lo aplicamos hoy a nuestra vida. Tal vez te preguntes: ¿Cómo puedo yo hablarles a otros de Dios? Tal vez pienses de la siguiente manera: “Yo no soy como ‘X’ persona…” o “no tengo la elocuencia de ‘X’ persona.”
¡Descuida! Tu propio sabor es tu TESTIMONIO, diferente a los demás. Amigo, ese es tu ingrediente. Deja que el mismo sazone a otros. Es lo que te distingue. Ahora bien, ¿es tu vida capaz de sazonar? ¿Qué sabor tienes tú?
✔ Soluble en agua. Cuando hablamos de solubilidad, podemos decir que en agua la sal puede disolverse e interacciona con las moléculas del agua. Espiritualmente hablando, el agua es el Espíritu Santo. Por lo tanto,interaccionemos con el Espíritu Santo. Estoy segura que nuestro testimonio y él unidos harán la perfecta fórmula para sazonar otras almas con el amor de Dios.
Tienes tu identidad en Dios. ¿Acaso hay necesidad de compararnos con alguien? ¡Por supuesto que no! Tu modelo es Jesús. En su tiempo en la tierra, él tenía su propio sabor (y uno muy peculiar), no todos estaban acostumbrados al mismo. Tú tienes el tuyo. ¿A qué sabes tú, a odio, angustia y dolor; o sabes a bondad, esperanza y amor?
Tú sabor lo decides tú.
Dios te bendiga rica y abundantemente.
Shirley
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