No te sientas indigna

«Sólo una mujer tiene la capacidad de reinventarse muchas veces, y de liberarse de lo malo guardando lo bueno. Tú puedes hacerlo.»
Autor desconocido
 

No sé si te has dado cuenta de la profundidad de esta palabra: indigna. Te debo decir que solo hay un significado, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, la palabra indigna significa: «Que es inferior al mérito de alguien o no corresponde a sus circunstancias». Te has sentido que como mujer no vales nada y has llevado tu autoestima hasta lo último ya sea por una traición de una persona que amabas, un divorcio, tus amistades nunca decían nada bueno de ti, te criticaban a tus espaldas, abusaron de tu confianza o porque simplemente desde pequeña te decían: «tu no vales nada» o «todo lo que haces te sale mal». Toma unos segundos y piensa. 

Cuando escribo estas palabras viene automáticamente a mi memoria aquella mujer que fue señalada y despreciada por todos y que se sintió indigna, pero supo a donde ir, a los pies de Jesús. Te hablo de la mujer pecadora por la cual el Señor dijo «Si alguno está libre de pecado que tire ahora la primera piedra sobre ella». En Juan 8:1-11 se relata la historia de ella: 

“Jesús regresó al monte de los Olivos, pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles. Mientras hablaba, los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio; la pusieron en medio de la multitud. «Maestro —le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio.  La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué dices?». Intentaban tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra, pero Jesús se inclinó y escribió con el dedo en el polvo. Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo: «¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!». Luego volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el polvo. Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud. Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: —¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? —Ni uno, Señor —dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús.”

¡Qué increíble! Te comparto mi parte preferida, Juan 8:9 «… hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud.» Tan solo me imagino ese momento donde nada más importaba solo las palabras de Aquel que la creo, la formó y puso aliento de vida sobre ella. Allí se encontraba esta mujer que pensó que no valía nada, pero el más importante entre todos los hombres estaba allí mirándola con ojos de compasión diciéndole que a pesar de las faltas que todos los demás veían en ella, El continuaba extendiéndole su amor.   

Estoy segura de que en algún momento de tu vida una o todas las frases que mencione al principio han tocado la puerta de tu corazón. Hemos cometido errores a lo largo de nuestra vida, pero el mayor ha sido no guardar nuestro corazón.  En Proverbios 4:23 dice “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.” El corazón es un albergue, está lleno de aquellos sentimientos a los que le damos paso para que vengan a habitar. Siempre se presentarán pensamientos, comentarios o palabras hirientes a tu vida, pero solo tú eres capaz de decidir si aceptas esa pizca de dolor que quiere llenar un espacio en tu corazón o si la desechas e ignoras aquello que busca continuamente desanimarte.   

Mujer recuerda que tú eres una obra de arte. Dios te hizo maravillosamente hermosa y no me refiero a lo exterior. Hay tantas y tantas cosas increíbles que nos faltan por descubrir de nosotras mismas y tenemos una vida para ello, pero si nos enfocamos en aquellas pequeñas cosas que quieren hacer nido en nosotras no podemos experimentar la verdadera belleza de ser mujer y vivir a plenitud. He experimentado el dolor, he llorado, he sido traicionada, pero sobre todo en este tiempo he decidido sentirme capaz y digna, y mi anhelo es que tú también puedas tomar esa decisión que transformará tu vida. No seas dura contigo misma, tus circunstancias no te definen. Tú vales mucho. Dios te hizo DIGNA. No aparentes aquello que no eres, en cambio recuerda que eres fuerte y solo tienes que aceptar quien eres. Tus capacidades y debilidades son aquello que te hace única. Provoca un giro en tu vida e irradia a otros con tu presencia. Eres capaz. 

«¿Y cuando no te levantas? Bueno, ¡ya lo sabes! Pierdes muchas oportunidades… Y a menudo pagas un precio… para realizar tus sueños o acercarte a tu objetivo.» -Elizabeth George 

Que Dios te guarde y te bendiga, 

Yaileen Caba

© 2016 Pote de Sal

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