Los cambios nos ayudan a crecer

…los guiaré por senderos que nunca antes transitaron…»

Isaías 42:16

En mayo, mi esposo y yo tomamos la decisión de mudarnos a un apartamento. Ya habíamos hablado del tema en varias ocasiones y, luego de visitar algunos lugares, escogimos uno bueno (buen lugar y en la ciudad que nos gusta), bonito (o sea, los colores, el espacio, las ventanas), ¡todo es bello! y barato (el mejor precio que habíamos visto).

Sabíamos que mudarnos iba a causar un gran cambio en nosotros como pareja, ya que pasaríamos de vivir con mis primos a vivir solos, y de tener una habitación a tener un apartamento entero para los dos. Como consecuencia, las responsabilidades aumentarían, tanto en mantenimiento como en el aspecto económico. Además, sabíamos que impactaría significativamente en nuestra relación. Sentíamos paz, pero a la vez teníamos miedo, lo cual es totalmente normal.

Antes de poner un pie en el apartamento, ya el miedo nos había invadido. Yo no tenía un trabajo estable, ni siquiera era considerado como un empleo de tiempo parcial. Por lo tanto, no tenía horas fijas, lo que significaba que no tenía un cheque seguro. No obstante, el administrador nos llamó para darnos la noticia de que nos habían aprobado el apartamento, aún con una diferencia de $300 en nuestros ingresos.

Cuando comenzamos a vivir en nuestro nidito de amor, vimos cómo Dios comenzó a abrir las puertas por haber dado ese salto de fe. Uno de los trabajos que me habían ofrecido, el cual también era totalmente inestable, en menos de una semana me subieron de puesto con la oportunidad de convertirse en un trabajo de tiempo completo. Sé porque sé que todo esto fue Dios por haber permanecido con los ojos puestos en Él.

La pregunta es: si nos hubiésemos quedado en el cuarto, ¿hubiéramos tenido esta experiencia de crecimiento? Solo Dios sabe; sin embargo, pienso que todo esto se dio por haber aceptado el cambio.

Los cambios siempre han implicado efectos en el ser humano, ya sean positivos y negativos. A diferencia de los millennials, a las personas de generaciones previas, sobre todo a los baby boomers, les afecta negativamente los cambios, porque durante su época no ocurrían tanto.

Nosotros vimos al CD nacer y morir; vimos cómo el floppy se convirtió en un artefacto arqueológico arcaico en cuestión de nada. Creo que lo deben tener en algún museo de curiosidades y en tiendas de objetos memorables. Además, vimos cómo en un abrir y cerrar de ojos los pendrives pasaron de 64 megabytes a un Tera.

En fin, esta generación del milenio ha sido testigo y partícipe de muchos cambios esenciales en la sociedad. Sin embargo, los cambios que nos afectan directamente en ocasiones nos llevan a paralizarnos.

Los cambios nos llevan a pasar de nuestra zona cómoda a un lugar desconocido. En ese lugar desconocido es que te encuentras con tus miedos y tus inseguridades, y eres confrontado con una realidad que quizás decidiste ignorar.

“Los cambios son difíciles, sobre todo para la persona que tiene todo bajo control y sigue una rutina estricta, porque ha limitado su vida a lo que puede manejar fácilmente y no desea ninguna alteración ni desafío que venga a sacarle de su mundo”.
–C. Neil Strait

Los que han visto la serie “Boy Meets World” pueden recordar una de las lecciones que Mr. Feeny le da a Cory sobre los cambios. En la metáfora del jardín, el maestro le explica que una planta en un florero solo va a crecer hasta llenar ese florero. Si quieres que crezca más, debes arrancarla de raíz y trasplantarla a un terreno más grande.

En aquella pequeña habitación no teníamos espacio para desarrollarnos creativamente. Si yo quería escribir, debía ir al comedor donde había muchas distracciones. Si mi esposo quería hacer música, debía ir al sótano donde no había calefacción. En nuestro apartamento, ambos tenemos nuestros espacios creativos; él tiene un estudio para producir y yo tengo mi oficina para escribir y ahora para comenzar nuevos proyectos que tenía guardados por las limitaciones.

En cuanto a la relación per se, entendemos que ahora es que somos realmente una pareja. Lo que teníamos era una idea de ser un matrimonio. Esta experiencia lo llevó a él a trabajar para ser mejor hombre y persona; a mí me ha hecho ser más atenta a los detalles. Las cosas ahora las queremos por nosotros, no por simplemente hacerlas. Queremos ser llenados por experiencias y desarrollo de ambos.

“Vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”.
–John H. Newman

Un abrazo,
Isa Figueroa

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