Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños y en el hallarás a un simple obrero.

James Cash Penny

Dicen por ahí que “soñar no cuesta nada” y a pesar de que formaba parte de la masa en esta expresión, poco a poco me he ido rediseñando y cambiando la perspectiva del concepto de esta tradicional frase.

La realidad es que Soñar sí cuesta y mucho. No se trata de soñar por crear castillitos en el aire, esto es más profundo aún de lo que pareciera ser; se trata de una acción que viene acompañada de estar dispuesto a detenerse en varias estaciones, donde éstas traerán gran equipaje con las herramientas adecuadas para posteriormente recibir y disfrutar la materialización de ese sueño.

Hablar de sueños sin mencionar a José “El Soñador” sería imposible (por cierto mi historia favorita). Resumamos la primera parte; José fue el consentido de su padre, primer punto en contra de este joven. Esto condujo a que sus hermanos intentaran quitarle la vida.

El “Soñador” se ganó un “Intercesor”, su hermano Rubén quien lo puso a salvo en cierta manera y recomendó a los demás poner en venta a José. Finamente la transacción se dió. Ahora la libertad del menor de Jacob, estaba condicionada a su amo, y a pesar de ello este joven le dio rienda suelta a sus sueños.

Ahora bien, he notado como muchos hijos de ministros hacen a un lado o activan una pausa a sus sueños. El hecho de tener una agenda cargada y una responsabilidad inmensa en tus manos dentro de la Pastoral, no te coloca en posición de renunciar a aquello por lo que tanto has contemplado y posiblemente sacrificado.

Hoy más que nunca te reto a que te comprometas con tu visión, no morirás en el intento, tranquilo! Siempre habrá un “Rubén” que apelará por ti.

Que nada ni nadie se interponga en el anhelo de tu corazón. Tu “venta” será el comienzo de tu propósito; no desistas. Hay una corona que lleva tu nombre, un trono que te exhibirá y un pueblo que necesita de tu dirección.

Continuará….

Con todo el Cariño,
Betzy!