¡Aunque no tengas nombre!

Cuando meditaba sobre cuál de las mujeres de la Biblia podía compartir en esta ocasión con ustedes, saltó a mi mente “la esposa de Manoa.” Por lo regular, a la mayoría de las personas le gusta que se les llame por su nombre y/o apodo. En esta ocasión, no puedo decirles el nombre de esta mujer debido a que el mismo no aparece en la Biblia, sencillamente se refieren a ella como “su mujer” (la esposa de Manoa), la estéril.

Este dato me hizo reflexionar mucho en el rol de la mujer en nuestra sociedad y en el cómo aún en este siglo, hay muchas mujeres que su vida y obras continuan en el anonimato o viviendo bajo la sobra de otra persona. Aunque parezca difícil de creer, esta desigualdad es una realidad latente en nuestra sociedad.

En mi escrito anterior hablamos sobre el poder que tiene la voz de la mujer y cómo Jesús comisionó a una mujer a pesar de que la cultura de su época no favorecía esta línea de pensamiento. Aunque “la esposa de Manoa” no vivió el tiempo de Jesús, ni su nombre fue registrado; su presencia, influencia y experiencias no han sido olvidadas.

“A esta mujer apareció el ángel de Jehová…”

Jueces 13:3a

Según la historia que ha sido registrada en la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento), el pueblo de Israel vivía estaciones en las que le era “fiel” a Dios y otras en las que le era “infiel.”

“Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová;”

Jueces 13:1a

Por tanto Dios tenía que levantar a un líder para que estuviera consagrado y separado para El. Así que Dios volvió a cumplir su voluntad de una forma inusual: abrió el vientre de una mujer que había sido etiquetada como estéril; del vientre de esta mujer salió Sansón.

En esta escrito, no voy a entrar en los detalles de la vida de Sansón, porque en esta ocasión quiero destacar la figura de su madre. Y es que cuando Dios tiene un plan contigo mujer, aunque socialmente no seas reconocida, aunque vivas bajo la sombra de las obras de otra persona, aunque te sientas derrotada, olvidada, etc. Dios es capaz de venir a tu encuentro y entregarte tu milagro (llámese como se llame) y de paso provocar que tu paso por la tierra no sea olvidado. Sigue en pie de lucha, sigue esforzándote, sigue marcando esta generación, sigue luchando por tu sueños, sigue creyendo, que tu paso por este mundo no será olvidado ¡Aunque no tengas nombre!

Jennifer Maurás

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