En la semana mayor, donde celebramos la Pasión, Muerte y Resurección de nuestro Señor JesuCristo, creo que a todos nos pasa, el hecho de meditar y reflexionar sobre el sentido que le da a nuestras vidas el memorable sacrificio de Jesús en la cruz del calvario.
Precisamente ese fue mi escenario toda esta semana, una llena de análisis; lo que ha sido mi vida en el evangelio. Y me sumergí en este proceso reflexivo no solo porque se avecinaba la Semana Santa, sino porque se acercaba el día donde reafirmaría mi pacto con Dios, volver a las aguas. “Oh Gloria a Dios”
Mientras tanto, prevalecía en mí adoración y agradecimiento a aquel que un día miró mi corazón, y que lleva su óptica más allá de lo que el ser humano puede ver.
Dentro de esta auto-evaluación, también analizaba los momentos que nos empeñamos en ver la adversidad como un final, como si no existiera solución. Y nos olvidamos de depositar nuestra confianza en el que Todo lo puede, en aquel que murió, resucitó y regresará otra vez, aquel que prometió vida, y no una pasajera, sino una Eterna.
Entonces creo que es momento de ver la crisis como ese eslabón que te acerca a un regalo maravilloso, aquel que Dios quiere entregarte, uno de aprendizaje extraordinario, que elevará tu grado de madurez física y espiritual.
Tratamos de comparar nuestro estado sea cual sea, con la “Vía Dolorosa” del Maestro. A conciencia identificamos que esa “Vía Dolorosa” fue ese trayecto en Jerusalén que tuvo que atravesar Jesús “El hijo de Dios”, camino al “Gólgota”, ese lugar que nos hace recordar un gran sacrificio, pero no cualquier sacrificio; es el único que hace que cobremos vida en abundancia.
Pero, cuando miramos nuestro “desierto”, dejamos de ver esa hermosa sangre que fue derramada en un madero, y no alcanzamos apreciar ese cordero que no protestó, sino que se entregó en el más grande símbolo de humildad y humillación.
Fue precisamente ese acto de iniquidad que lo llevó a su máxima exaltación. Si en algún momento se nos olvida ese gran acto de amor, nuestra mejor actitud sería decirle a nuestro Redentor que nos lleve al madero, lugar donde comienza nuestro encuentro y relación con Él.
Aflicciones? Siempre dirán presente en nuestras vidas, el Señor dice en su palabra:
En el mundo, tendréis aflicción, pero tranquilo, yo he vencido
Juan 16:33
Puedes reflexionar en un momento e identificar no solamente tu crisis, sino en cuál estación de ese “Vía crucis” te encuentras; de seguro estás más cerca de tu Victoria que ayer. No olvides que en el trayecto del Maestro, hubo dolor, caídas, sentimiento de abandono, pero también hubo amor, pasión, resurrección y vida.
Hoy te invito a que te atrevas a caminar por encima de tu situación, sin tener la necesidad de sumergirte en ella, pero si vas de la mano de Jesús, será mucho mejor y agradable. Te aseguro que en cada paso no estarás solo, Dios siempre te enviará un “Simón de Cirene” que te ayudará a llevar la cruz, no importando que pesada sea, también tendrás a tu alcance una “María” que seque el sudor de tu frente y finalmente tendrás testigos del poder de Dios para tu vida cuando se te entregue tu “Galardón”.
Hecha sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo
Salmos 55:22
“Celebra, porque en la crisis tendrás Victoria”
Con Cariño,
Betzy!