Creo que es normal crear expectativas sobre lo que Dios en algún momento ha prometido para nuestras vidas. Sin embargo, debemos tener cuidado en dónde centramos esas expectativas. No es lo mismo estar a la expectativa de lo que Dios va a hacer que estar a la expectativa de lo que nosotros pensamos que Dios debe hacer.
Ya llevo unos 4 meses dentro de la práctica clínica en Terapia del habla-lenguaje y si les digo que la experiencia ha sido todo lo que esperaba les estaría mintiendo. Los horarios que me tocaron son extremadamente agotadores, la carga de pacientes es bastante grande (considerando que soy estudiante practicante), he dado terapias presenciales y virtuales, he tenido pacientes de todas las edades (0-21 años), en fin he tenido todos los escenarios habidos y por haber.
Es aquí donde entran mis expectativas vs. lo que Dios tenía preparado para mí. A pesar de que amo lo que hago hay días donde me siento agotada mentalmente y físicamente. Una noche le expresé a Papa en oración que no me sentía capaz de sobrellevar lo que estaba pasando. El sutilmente me llevó a buscar en su Palabra y me encontré con este versículo: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, más el consejo de Jehovápermanecerá.” Proverbios 19:21.
Estoy segura que anteriormente les he hablado de la importancia de dejar a un lado nuestras agendas para comenzar a vivir el plan de Dios para nuestras vidas, hoy quiero recordarles que mas allá de nuestros pensamientos y expectativas está el propósito de Dios y su consejo.
Ahora bien, el hecho de que sea plan y propósito de Dios no significa que todo va a ser perfecto y creo que aquí es donde fallamos. Nuestras expectativas son tan altas que comenzamos a vivir de ilusiones y no por fe. Es importante buscar oportunidades en la vida para crecer, desarrollarnos y cumplir nuestros sueños pero es aún más importante ir delante de Papá y seguir su consejo.
Si en algún momento de este semestre has sentido que las cosas no estan saliendo como esperabas es tiempo de evaluar tus expectativas. Siempre ve delante de El, preséntale tus sueños y comienza a estar a la expectativa de lo que El va a hacer, no de lo que tu crees que el debe hacer. Al fin y al cabo el tiene planes de bien y no de mal para darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).
Bendiciones y un abrazo,
Neisha