Podría catalogarme como un buen lector; claro está, los libros deben llamarme muchísimo la atención y/o debo confiar plenamente en la persona que me lo recomienda pero, sí, entiendo que soy un buen lector. Y cada libro, puedes decir si es un buen libro cuando lo terminas.
No puedo pensar que un buen libro tenga algunos capítulos buenos y que otros no llegan a ser lo suficiente. Tampoco que comenzó bien pero, terminó casi bien.
Así que, a través de este momento, en el que voy por la mitad de mi lectura de un libro, puedo decir que va bien y cuando termine podré decir si es un buen libro o no.
En fin, me pregunto: ¿cómo podría decir que tengo una buena vida si no ha terminado?
Todo en este mundo es temporero, y soy de los que creo que debemos trabajar más por lo eterno. Sí, tal vez leíste uno de mis pasados escritos y he hablado de ello. Pero es que se me hace tan necesario que entendamos que lo eterno es lo que será eso, eterno, y que lo que más nos debe importar es eso, lo eterno.
Disculpa que haya repetido varias veces eterno, sé que no es correcto repetir mucho una misma palabra pero sé que la palabra eterno que enfatizo mucho en este escrito ha quedado retumbando en tu mente y quedaras un buen rato pensando en lo eterno y si estás trabajando por ello.
Volviendo al tema…
Cuando termine esta vida «terrenal» podrás decir si tuviste una buena vida o no. Y esto no se trata de comodidades, lujos, posiciones o etcétera; se trata de qué hiciste mientras tuviste oportunidad para ser mejor cristiano o ser humano.
Cada capítulo dice mucho. Cada capítulo tiene su razón de ser. Hay capítulos que pueden ser bien cortos, otros bien largos pero si sé que tienen las palabras suficientes para poder identificar cuando terminan e inician nuevos.
Hablaba en estos días acerca de saber disfrutar cada tiempo o temporada de nuestras vidas. Esto que hablo puede ser un poco renuente para algunos, pero Salomón fue muy enfático en el tema de los tiempos. Si has leído el capítulo 3 del libro Eclesiastés de su autoría, te darás cuenta que él supo identificar cada tiempo. Bueno, fue el hombre más sabio de la tierra, así que entiendo que si decía eso, e incluso, está plasmado en la palabra es porque era y es cierto.
Ahora bien, quiero añadir los tiempos que están en Eclesiastés porque me gustaría que identificaras en cuál estás.
– Un tiempo para nacer y un tiempo para morir.
– Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar.
– Un tiempo para matar y un tiempo para sanar.
– Un tiempo para derribar y un tiempo para construir.
– Un tiempo para llorar y un tiempo para reír.
– Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar.
– Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras.
– Un tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse.
– Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar.
– Un tiempo para guardar y un tiempo para botar.
– Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar.
– Un tiempo para callar y un tiempo para hablar.
– Un tiempo para amar y un tiempo para odiar.
– Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.
Eclesiastés 3:2-8 NTV
En el tiempo en que estés, disfruta cada momento y experiencia que tengas. Pero te recuerdo, hay dos partes en cada uno y si por ejemplo, estas en el tiempo de llorar, llegará el de reir. Podremos decir que tuvimos una buena vida, cuando llegue el tiempo de morir. «Mientras tengamos vida, hagamos lo bueno y pasémosla bien.» (Eclesiastés 3:12 TLA)
¡Bendiciones!
Lito Alicea
© 2016 Pote de Sal