Había un rey muy enfocado y revolucionario. Cargaba en su ADN el llamado de un Dios exigente, bien relata el texto que Ezequías hizo lo que le agradaba al Señor (2 Reyes 18:3), vivir bajo los estándares de Dios es difícil, más difícil es agradar el Señor.
Hizo que el pueblo volviera a poner la mirada en Dios. Los condujo a una transformación, rompió y quebró los altares a otros dioses, había una diosa llamada Asera y literalmente hizo polvo su imagen en el pueblo, quebró la estatua (2 Reyes 18:4). Los dioses imaginarios y sus altares los rompió, un pueblo que ya se había acostumbrado a vivir con diferentes altares, pero el rey no, él dejó uno, el altar de Dios.
Eso no fue lo único, aquí está el rompimiento más grande y difícil, el tipo rompió una serpiente de bronce, el caso era que Moisés la había hecho. De más está decir que Ezequias la rompió a propósito. ¡La rompió en pequeños pedazos! Esta serpiente era especial, sagrada, la había construido quien libertó a un pueblo de la esclavitud por más de 400 años en Egipto. No tan solo eso, ¡Dios le había dicho a Moises que la construyera!, (Números 21:6-8).
El problema no era la serpiente, era que se había convertido en un ídolo, fue un estorbo, el pueblo comenzó a adorarla, algo que Moises construyó bajo el mandato de Dios, se había convertido en una basura. Ezequias la rompió, sí, porque lo que en un momento fue de bendición, al perder la mirada de Dios se convirtió en un ídolo. La gente adoraba el bronce, adoraban una serpiente, lo que fue bueno, ahora era un ídolo. La herramienta para adorar se había convertido en el objeto de adoración.
Esta decisión no fue popular, frente a una mentalidad arraigada a las tradiciones, fue un rompimiento radical, pero enseña en 2 Reyes 18:5 que no hubo rey como él, antes ni después.
Hoy oro, clamo, por una generación que se atreva a romper los altares tradicionales, dioses dentro de las iglesias que estorban la adoración al Rey. En el pueblo de Dios hay ídolos, doctrinas, dogmas, tradiciones que son un estorbo para la expansión del reino. Aunque sea una decisión impopular, ¡RÓMPELO! Dios desea un Ezequías, que tenga un llamado, que rompa el molde tradicional. Oro por ti, para que seas un Ezequías moderno, amparado bajo el mandato y decreto del Rey. ¡Necesitamos que la nación se vuelva al Señor! No esperes, eres tú quien Dios ha llamado. Jesucristo prometió estar contigo todos los días de tu vida. ¿Qué esperas?
Peter E. Rivera-Fuentes (Jr.)
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