Honestamente les digo, que el saber qué es lo que Dios quiere, se me hace difícil. A diario se habla de cumplir la voluntad de Dios; pero ¿cuál es esa voluntad que debo seguir? Hay veces que no la logro identificar; y en los escenarios más críticos de mi vida me pongo a pensar en qué es lo que Él quiere hacer a través de lo que sucede a mi alrededor. “Yo sé lo que quiero, pero ¿qué es lo que TÚ quieres?”— le digo yo.
Desconozco si te identificarás con esto, pero en medio de la enfermedad, cuando oras por sanidad y no la ves o no la sientes, no le has dicho: “Dios, ¿en realidad quieres sanarme?”. Yo lo he hecho; y comienzo a pensar en la posible respuesta. “Querrá o no querrá?”— me sigo preguntando. No creo que haya problema con hacer preguntas como éstas a Dios, pues orar es hablar con Él, y si tienes ganas de gritar, gritas; si tienes quejas, te quejas y si tienes que llorar, lloras ante su presencia. El momento de orar es momento de trasparencia, por lo que de nada sirve esconder cómo te sientes realmente, porque Él conoce el corazón. Si te surgen preguntas, has las que quieras, porque sé que Dios permitirá que obtengas la respuesta; aunque al final la misma no sea la que esperabas, tendrás respuesta.
Pues, hace unas semanas atrás me encuentro con un pasaje en la Biblia que me ministró mucho, la que habla de un hombre leproso que llegó hasta los pies del Maestro; y sus palabras hacia Jesús me sorprendieron:
“Señor, si quieres, puedes sanarme.”
En ese momento, abrí mis ojos a una nueva enseñanza, porque no importa cuántas veces leas un pasaje, el Espíritu ministra de maneras distintas. “Si quieres”— le dijo aquel hombre. Yo pensé que era la única en decirle a Dios en mis oraciones “haz esto, si quieres”. Este hombre tenía una enfermedad crítica (como muchas otras también lo son). Necesitaba ayuda. Hay veces que voy en fin de buscar ayuda sin saber si la misma será brindada. Este hombre no sabía qué Jesús querría hacer con él, y aún así se acercó y no impuso nada, sino que humildemente fue donde el Maestro dispuesto a aceptar lo que fuese que Jesús dijera o hiciera. Jesús, ante las palabras del enfermo, le tocó y luego dijo: “Quiero; sé limpio”. La Palabra en Mateo 8:1-3 relata que al instante ese hombre fue sanado.
Mire, Dios SÍ QUIERE ayudarte en medio de tu situación. Puede ser que, como en el caso de este hombre, Dios te está tocando primero o está trabajando en secreto primero antes de notificarte el fin de lo que quiere hacer. Si es sanidad lo que necesitas, Dios te quiere sanar, Si es libertad, Dios te quiere libertar. Si es dirección, Dios te quiere dirigir. Olvídate de si aparenta ser que Dios no quiere NADA contigo, porque las apariencias engañan y confunden; pero NO te confundas con Dios, porque Él siempre querrá lo mejor para ti. Mira lo que dice el libro de Jeremías:
Entonces entendí que si en los planes de Dios está el hacer bien para conmigo y darme un futuro de bienestar no tengo por qué preocuparme, ni dudar de que estoy incluida en la buena voluntad del Padre, aunque en el momento no entienda cuál esa sea. Dicho esto, a ti te digo, que me consta que Dios sí quiere lo mejor para ti.
Con amor,
Shirley
© 2016 Pote de Sal