Cuando un año termina y otro comienza, mi mente se llena de muchos pensamientos. Por largos periodos de tiempo me mantengo meditando en los mismos. En las metas que tracé y no cumplí, pero también en las metas que sí cumplí. Pienso en los momentos grandiosos que experimenté y jamás imaginé, pero también recuerdo los momentos menos agradables que inevitablemente tocaron mi puerta y hasta trataron de hacer morada. Sin embargo, cuando junto este amalgama de pensamientos solo brota de mi interior un “¡Gracias Dios!”. Lo vivido lo disfruté, lo menos agradable lo soporté y lo superé. ¿Por qué anclarnos al pasado? Sea bueno o menos bueno, si Su palabra nos dice:
“Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía.” Isaías 43:19 (NTV).
Lo que está por venir aun no lo sé, pero tengo la certeza de que pase lo que pase durante este 2017 será bueno (aunque en ocasiones reniegue algún proceso). Los cuidados que Dios tiene para cada uno de sus hijos/as son sumamente particulares y únicos. El no permitirá que nada acontezca sin un gran propósito. ¡Levanta tu cabeza, cobra ánimo, sacude el polvo, toma tu espada e inténtalo una vez más!
“Antes de todo progreso, hay un proceso”
Comienza en este nuevo año creyendo, pero también haciendo que sea uno grandioso. Olvida lo que quedó atrás (recuerda sin dolor), extiéndete a lo que está delante. Las marcas del camino solo le mostraran al mundo, a ti y hasta al mismo inferno de qué estás hecho, de cuánto has superado y de cuánto eres capaz de soportar. Lo que tenga que suceder, sucederá; lo que no aporte a tu propósito no pasará, y El seguirá siendo El Soberano.
“Dios no siempre te dará la gente que tu quieres, el te dará la gente que tú necesitas. Para ayudarte, para herirte, para dejarte, para amarte y para hacer de ti la persona que se supone que seas.”
Quiero que este nuevo año seas fuerte, que no te intimides, que creas que el Dios que está contigo es poderoso. Quiero que creas en ti, en lo que Dios te ha dado, que te aceptes y ames como eres. Quiero que no te desenfoques, que seas íntegro/a, que seas firme, que seas confiable, que vueles alto, que corras o camines, pero que siempre te mantengas en el Camino. ¡Quiero que ames y ames mucho!
Eso es lo que quiero de ti.
Bendiciones
-Jennifer Maurás
© 2016 Pote de Sal