Este escrito nació para mi blog un día como hoy, seis de enero del año pasado, 2016. Recordé cada detalle y queria compartirlo con ustedes, lectores de Pote de Sal.
Dormí poco en la noche de víspera de Reyes, día festivo tradicional de mi país Puerto Rico. Me levanté muy temprano para nuestra travesía familiar anual.
El Día de Reyes lo celebramos siempre en el Viejo San Juan, parte muy histórica, cultural e importante de San Juan, la capital de nuestro país. El viaje de aproximadamente una hora, comenzó muy bien con la taza de café y un buen ‘playlist’ de la música de Marcos Brunet.
Ya habíamos estado dos o tres horas cuando comenzó a llover levemente. En ese momento habían unas carpas en la Plaza de Armas, lugar donde estábamos, así que las aprovechamos para taparnos de la lluvia. Deja de llover y comenzamos a caminar hacia otro lugar que yo quería visitar. A mitad de camino comenzó a llover más fuerte. Nos detuvimos a esperar que pasara la lluvia y no fue así, seguía lloviendo, lloviendo, lloviendo.
De momento llueve lentamente, así que decidí llegar al lugar a tomarle una foto para mostrársela a mi familia que aún esperaba que pasara la lluvia. Cuando regresé con ellos les mostré la foto y les dije que iba a caminar los dieciséis (16) minutos que tomaba, de ida y de vuelta para buscar las sombrillas (paraguas) a la guagua. La vista y el lugar, realmente lo valía. Es hermoso y buenísimo para muchas fotos.
Con todo y lluvia lo hice, mientras iba, llovía y gracias a Dios la gorra que tenía impedía que la lluvia cayera en mis ojos. Cuando llegué a la guagua, tome las sombrillas (paraguas) y regresé a donde estaba mi familia; y mientras caminaba comenzó a llover más. Así que llegué con mi pantalón y mis zapatos empapados. Esperamos unos minutos y comenzamos a caminar hacia mi lugar, el lugar que deseaba visitar.
Cuando llegamos a la Puerta de San Juan, el lugar que con ansias esperaba visitar, mi familia y yo, la espera, el camino, con lluvia, frío, empapado, ver esa vista, en definitiva, valió cada esfuerzo y el que hayamos vencido cada obstáculo.
Llegará el momento en que podrás experimentar eso en tu vida. Tal vez la lluvia, el frío, estas empapado(a), cansado, muchas cosas como esas te están desanimando. Pero, hoy quiero que sepas, que la vista tendrá mucho valor para ti, quiero que entiendas que vale la pena, quiero decirte que será muy hermoso lo que Dios te mostrará, entregará o hará. No hay duda de eso. Con lluvia, valdrá la pena.
Oro para que puedas vivir muy cerca de Cristo, y que a través de esa vivencia puedas tener paz, amor, fortaleza y pasión para cada día de este año que hace unos días comenzó. ¡Mi oración es que vivas a los pies de la cruz!
Bendiciones
– Lito Alicea
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