Mientras me tomaba una tacita de chocolate caliente con marshmallow, leía un devocional que un amigo envía diariamente (todas las mañanas). Mientras iba leyendo iba meditando en los cambios que constantemente atraviesa el ser humano. El devocional hablaba de la vida de Sansón y mientras veía como se narraba la historia de su vida y a su vez la interpretaba, pensaba en mi vida, en la vida de unas personas que conozco y en la vida de los/as líderes. El éxito de un líder depende totalmente de cómo cultiva diariamente su vida espiritual. Condición que nadie puede ver ni conocer, excepto el/la líder y Dios.
En la historia del cristianismo hemos leído, escuchado, conocido y algunos hasta han experimentado lo que es alcanzar gran popularidad e influencia en las masas, y de momento caer en los abismos más profundos. En ese momento comienzan los cuestionamientos de todo tipo, y es para menos que como humanos nos hagamos un sinfín de preguntas. Sin embargo, algo debemos tener presente y es que quien realmente conoce los corazones se llama Dios. Usualmente lo que se denomina como una caída, no sucede de la noche a la mañana.
“Uno es tentado cuando se deja llevar por un mal deseo que lo atrae y lo seduce. Luego, el deseo malo da a luz el pecado, y el pecado, una vez crecido, conduce a la muerte.” Santiago 1:14-15 (PDT)
Muchas veces hemos escuchado: ser tentado no es pecado, pecado es caer en esa tentación; y es muy cierto. Ningún ser humano está exento, todos tenemos debilidades, luchas, tentaciones, pero precisamente ahí es que se manifiesta grandemente el poder de Dios en nuestras vidas. “pero él me dijo: Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” 2Cor.12:9 (NVI) Y es precisamente el poder de Cristo lo que no nos permite caer en las tentaciones, si le cedemos el control absoluto de nuestras vidas. Por favor, no limitemos únicamente tentaciones a asuntos sexuales (mentiras, chisme, vana gloria, robar, atentar en contra de la propia vida, murmuración, envidia, celos, drogadicción, egocentrismo, maldecir, matar, amor al dinero, etc.).
“Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir. 1 Corintios 10:13 (NTV)
Como hijos/as de Dios e instrumentos de él, reconozcamos en todo tiempo que, si algo tenemos, hacemos o logramos es por su gran amor y misericordia. Nunca olvidemos darle la gloria a quien la merece. Las personas podrán admirarnos, pero mucho más importante es que Dios se admire de nosotros. Que la historia de Sansón no se repita en nuestra vida. “Cuando una persona pierde sus fuerzas esto puede afectar su salud, cuando pierde los ojos afectará su dirección y cuando pierde su libertad esto afectará su mente y podría matar sus sueños por completo.” Sansón cayó y de apoco se levantó, no volvió a ser quien un día fue, pero hasta el final luchó por cumplir el sueño que Dios tenía para con él. Podemos perder parte de nuestras fuerzas, agotarnos e incluso caer; pero jamás te quedes rendido en el suelo, porque lo mejor de tu vida aún no se ha escrito.
“Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.” Mateo 26:41 (NTV)
Bendiciones,
Jennifer Maurás
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