Comparte tu sabiduría

«Dar ejemplo no es la forma más importante de influenciar a los demás; es la única.»

Albert Einstein

A lo largo de la vida podemos encontrar mujeres que se les ha reconocido por su sabiduría ante determinadas situaciones. Mujeres valientes, esforzadas y capaces que no se rindieron ante los tiempos de adversidad, sino que pudieron tener una visión más allá de lo que les presentaba su panorama sombrío. Cuando todo a nuestro alrededor parece perder el sentido necesitamos recordar y tomar los zapatos y actitud de aquellas mujeres que un dia se determinaron a vivir la vida por encima de las circunstancias y disfrutaron hasta de los peores tiempos de la vida. La sabiduría de una mujer es la llave que abre el corazón y construye puentes de bendición hacia otras vidas.

«La mujer sabia construye su casa; la necia, con sus propias manos la destruye.»

Proverbios 14:1 (DHH)

Mientras leía el verso de Proverbios tan solo meditaba en la necesidad que tenemos de estar conscientes del uso de nuestras manos y nuestras palabras. Cuando las usamos para bendecir estamos poniendo la sabiduría en acción.  Cuando ignoramos el poder que pueden tener en nuestra generación estamos destruyendo nuestra propia vida y la vida de aquellos a quienes Dios puso a nuestro cargo.  Adquirir sabiduría nos lleva a tomar mejores decisiones en la vida y compartirla nos da la capacidad de ser ejemplo y motivar a otras mujeres a que sean portadoras de bendición a todo lugar al cual vayan.

En la palabra se encuentra la historia de Ana, una mujer admirable que hoy continúa compartiendo su sabiduría con cada una de nosotras al conocer de su vida. Ana enfrentó un proceso que le llevó a encontrar calma y pasión por la vida a través de sus tiempos de oración con Dios. Siendo incapaz de concebir un hijo, entre lágrimas, desesperación y humillaciones por parte de otra mujer cercana tuvo la confianza de hacerle a Dios una promesa y la sabiduría de cumplir aquello que le había prometido, entregarle a su hijo como agradecimiento. Cuando somos capaces de entregarnos por completo Dios hace algo extraordinario. A través del nacimiento de Samuel la oración de Ana se convirtió en un escenario de bendición a las vidas que llegaron también a Samuel con el paso del tiempo. Indudablemente Ana es una mujer ejemplar.

«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.»

Salmos 90:12 RV60

Como mujeres es necesario que reconozcamos los tiempos que estamos viviendo. No estamos en el tiempo de destruir, sino de construir. Estamos llamadas a reflejar lo hermoso de ser una mujer virtuosa. Sin embargo, hay mujeres que están marcadas por un pasado de errores por lo que las esperanzas que han nacido en sus corazones están atrapadas bajo estos pensamientos. A veces complicamos las promesas de Dios buscando solución a nuestros problemas, pero Dios tan solo demanda de nosotras que acudamos a él pidiendo sabiduría. Nuestras acciones determinan nuestros pasos y nuestro futuro.

El ingrediente esencial para que se produzca un cambio está en nuestro interior. Mientras más cerca andemos de Jesús, el maestro perfecto de la sabiduría, más podremos impactar a las mujeres a nuestro alrededor. Nuestra motivación en la vida debe estar centrada en vivir únicamente para Dios y dejar un legado con el cual otros puedan conocer las bondades del Señor.

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