Quiero confesarte algo que tiendo hacer cada vez que las cosas no salen como espero. Cada vez que me siento frustrado o bajo estrés, tengo una inclinación a aislarme. Es como si creara una burbuja donde solo existe el “yo”, y no deseo saber de nadie, me encierro en mí mismo y prefiero atravesar esos momentos solo. Es un cuadro bastante ilógico, porque lo menos que debemos hacer cuando nos sentimos así, es apartarnos de todo el mundo. Porque lo que verdaderamente necesitamos en esos momentos son personas a nuestro lado.
Somos entes sociales, creados para vivir en comunidad, para relacionarnos y desarrollar vínculos unos con otros. El concepto de comunidad, tiene muchos elementos lo cuales estaremos tocando en otros escritos, por el momento quisiera enfocarme en ese círculo cercano dentro de tu comunidad. Ese círculo compuesto de aquellas personas con las que invertimos más tiempo, y se convierten en las relaciones más significativas que podamos tener.
Me gusta mucho el hecho de que Jesús vino a la tierra y no ejerció su ministerio solo (Lee los evangelios). Él estuvo acompañado de 12 discípulos por 3 años. Jesús fue su maestro, consejero, mentor y amigo. Compartió la comida, caminó en el calor y en el frío a su lado, les contó acerca de sus planes, tuvo momentos alegres y otros donde Jesús compartió el dolor junto a ellos, como cuando lloró (Juan 11:35). Hubo momentos donde Jesús parecía alejarse de todos para estar a solas, pero tú y yo sabemos que no estaba solo, ya que en esos momentos estaba acompañado y en comunión con el padre (Lucas 5:16).
Como te expliqué, mi tendencia es aislarme (lo estoy trabajando) cuando lo más que necesito son esas personas cercanas. Aquellos que nos levantan cuando fallamos, que nos empujan cuando la frustración nos detiene y sentimos que no podemos continuar. Aquellos que celebran con alegría las victorias y logros que alcanzamos. Aquellos que nos apoyan en nuestras locuras y sueños que en ocasiones parecen inalcanzables. Aquellos que sufren nuestras pérdidas y dolor. Que bendición poder contar con personas así en nuestras vidas.
Es importante que como hombres podamos contar con un grupo cercano de amigos, que nos ayuden a crecer y siempre nos empujen a ser mejores hombres. Recuerdo ese viejo refrán que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Es por esto que debemos escoger con cuidado quienes nos acompañan, ya que serán una influencia para nosotros.
“No te juntes con gente de mal genio, ni te hagas amigo de gente violenta, porque puedes volverte como ellos y pondrás tu vida en peligro”.
Proverbios 22:24-25
En Proverbios 13:20, dice que quien se junta con sabios, sabio se vuelve y quien se junta con necios, acaba mal. Es una invitación a ser selectivos sobre las personas más cercanas a nosotros. A quienes le compartimos decisiones importantes, vamos en busca de consejos o simplemente disfrutamos momentos significativos. Es vital que estas personas sean fuertes en las áreas que necesitas fortalecer, que muestren una preocupación genuina por tu bienestar.
Que puedan tener una cosmovisión de la vida, valores y creencias en común. Alguien quien pueda llevarte contabilidad en tus áreas de lucha (Eclesiastés 4:9-12). Pablo también nos dice en 1ra de Corintios 15:33 que las malas compañías corrompen las buenas costumbres. Así que necesitamos que éste círculo cercano empuje nuestra creatividad, productividad y nos ayuden a saber disfrutar de los momentos de ocio.
Tengo que aprender a no vivir como el llanero solitario, cuando Dios me llama a vivir en comunidad y a compartir mis cargas. “Sobrelleven los unos las cargas de los otros” (Gálatas 6:2). Esto es algo recíproco, (Lucas 6:31), ya que debemos ser ese gran amigo, consejero y mentor que traiga luz a la vida de aquellos que nos consideran cercanos. El amigo ama en todo tiempo, aun en tiempos de angustia (Proverbios 17:17). Quizás por el ajetreo de la vida, la distancia no puedas estar físicamente presente para esas personas, pero no dejes que eso te impida estar al pendiente y orar por ellos, sus vidas, familias, sueños y metas. Llámalos, escríbeles, déjales saber lo importante que es contar con ellos, sus consejos y amistad (Proverbios 18:24).
Soy bendecido porque cuento con un grupo de amigos cercanos que aun cuando no hablamos todo el tiempo, en la distancia nos dejamos saber lo importante que es nuestra relación. Dios muestra su gracia a través del corazón y el amor de mis amigos. Escoge bien, sé selectivo y muéstrales cuánto te importan.
Darío Cortés Dioses.
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