Uno de los temas más buscados en el Internet sobre relaciones es “cómo identificar si estás con una persona tóxica”. ¿Te suena? Entramos a la red en búsqueda de artículos que expliquen si nuestra pareja, alguna amistad o incluso un familiar tiene comportamientos tóxicos. Entonces llegamos a la conclusión de que es fácil reconocer cuando otra persona tiene conductas tóxicas, porque siempre que estás con él o ella terminas drenado/a.
Para terminar con el estrés, decidimos alejarnos de esas personas y hasta terminamos un noviazgo largo porque nos hemos percatado de que estábamos con una persona tóxica. Sin embargo, ¿te has puesto a pensar si eres tú la persona tóxica en tu vida? No te sientas mal; todos hemos pecado de eso. Las personas tóxicas nunca están consientes de su propia toxicidad y como resultado, es difícil que un cambio ocurra en nosotros.
Entonces, ¿cómo podemos identificar que somos personas tóxicas? Llevé a cabo una recopilación de señales más comunes. Además, realicé una pequeña investigación y le pregunté a varias personas sobre cuáles son las conductas que han experimentado.
Helas aquí.
1. Críticas
He notado que en ocasiones alguien critica a una persona por hacer algo errado. Es normal. Sin embargo, he visto criticar a otros simplemente porque están haciendo algo bien. Incluso, he visto cómo hacen críticas a personas que están trabajando en algo que las personas tóxicas quieren, pero no se han movido para llegar a eso. ¿Nadie le está llevando comida a los pobres? ¿Qué estás haciendo al respecto?
2. Quejas
Nos hemos quejado porque no escribe; nos hemos quejado porque escribe demasiado; porque no me atiende; porque me atiende. Nos quejamos porque la vida es mala; porque no tenemos lo que queremos; porque alguien más lo tiene. Y vivimos quejándonos hasta porque otro respira.
3. Reclamos
¿A quién reclamamos y por qué? Porque nos volvemos posesivos y pensamos que nuestra pareja o nuestro amigo nos pertenece. Le bombardeamos el celular con mensajes diciendo: ¿Qué haces? ¿Dónde estás? ¿Por qué?
Valga aclarar que la comunicación en un noviazgo es de suma importancia. Sin embargo, si ya nos informó que estaría en una reunión o en el trabajo, ¿para qué escribirle cinco veces “qué haces” o “por qué me ignoras”?
Pedimos explicaciones que realmente no aportan a nuestra vida o simplemente queremos saber información irrelevante sin una razón válida. Porque sí.
4. Negatividad
La ley de Murphy dice que si algo puede fallar, fallará. Como personas tóxicas sobrepasamos las expectativas y pensamos que si algo puede fallar, será peor de lo que podemos imaginar. Todo está mal ahora y todo estará mal después. Una personas tóxica siempre verá un problema para cada solución.
5. Inconformidad
No es suficiente todo lo que se hace. “No hacemos nada”. Vamos al cine. “Vamos mucho al cine”. Pues vamos a comer. “Siempre vamos al cine y a comer”. Pues vamos a la playa. “Lo único que hacemos es ir al cine, ir a comer y a la playa”. La toxicidad nos vuelve personas completamente inconformes. No en balde nos han preguntado qué más queremos.
6. Victimización
Algunas personas tóxicas se victimizan con sus problemas. Todas sus situaciones provienen de una culpa externa o de la vida misma, que no le quita el guante de la cara. “A nadie más le pasa esto, excepto a mí”. “A ti te pasó eso, a mí me pasa peor”. Además, nunca asumen debidas responsabilidades con sus acciones, porque fue la vida la que causó lo que les pasó o alguien más.
7. Creación de conflictos
Peleamos por todo; por un like, por un mensaje, porque alguien dijo algo y la mala interpretación la llevó a grandes escalas. Porque nos dijeron algo o porque no nos dijeron algo. Cualquier situación o evento es una buena excusa para pelear.
¿Tienes muchos conocidos, pero poco amigos o ninguno? ¿Siempre terminan una relación contigo o tus noviazgos son cortos? Entonces, hay una alta posibilidad de que ciertas prácticas en ti han causado que otras personas se alejen de ti.
Después de lograr identificar que una persona está siendo tóxica con nosotros, optamos por alejarnos. Eso es saludable. No obstante, ¿qué hacemos cuando somos nosotros los tóxicos?
Quizás este sea un tiempo para retroceder y reflexionar. Es momento de observarnos y tratar de ver por dónde podemos comenzar a realizar cambios en nosotros. Esta es nuestra oportunidad de sacar la viga que hay en nuestro ojo, para entonces poder ver con claridad y sacar la mota del ojo de nuestro hermano.
No es tarde. Aún somos jóvenes y tenemos un mundo de frente y un Dios poderoso con nosotros.
Con amor,
Isa Figueroa
lanoviadelpastor.com
© 2017 Pote de Sal