Nunca has estado solo/a, Él siempre está.

Jóven que me lees, que tienes problemas en tu casa, en tu alrededor, que te has sentido alguna vez solo/a. Que has pensado en quitarte la vida porque no puedes mas. Que quizás te has expuesto a muchas cosas, como el alcohol, sexo, drogas y cosas como esas para llenar un vacío que esta en tu corazón. Que cuando estas en ese momento la «estás pasando bien», pero cuando llega el momento de llegar a tu cuarto, estas entre lágrimas preguntándote la razón de muchas cosas. Porque vives de la manera que vives. Porque tengo tantos problemas con mi familia, no soy felíz. ¿Porqué, porqué y porqué?

Quiero que leas estas palabras con detenimiento, mi intención es ayudarte.

Yo como cualquier otro jóven tenía problemas con mi familia, y quería ya ser mayor para salir de mi casa porque estaba cansada de los regaños, «preferencias» cansada de vivir sin el amor de mi papá, entre otras cosas. Me viví una gran película de cosas que yo pensaba que era eso y nada mas. Cada día que pasaba vivía la película que el enemigo ponía en mi mente. Hasta que él logro ir poco a poco poniendo sus artimañas para sacarme del propósito por el que Dios me envío a esta tierra.

En lo primero que el enemigo me atacó fue por los cortes en mis brazos; comencé a cortarme porque estaba «harta» de la vida que vivía. Luego cogía literalmente cuchillos y me los ponía en el cuello, luego pasé a lo que era horcarme con correas. Si lo llegué a hacer, pero siempre había algo dentro de mí que no me dejaba hacerlo completo.

Vivi un tiempo donde ni amigas tenía y cada vez era peor lo que sentía. Recuerdo que tuve problemas con mis amigas en una escuela y fui a otra al próximo grado que cursé.

Ese año de escuela fue cada vez peor comencé a tener nuevas amistades, unas muy buenas otras que sin saber en la ignorancia me insitaban hacer cosas que en mi debilidad las hacía. Esta jóven que les habla en cuestión de un semestre bebió pastillas, fumó marihuana, y luego comencé a hablar con chicos que decían quererme y a la larga solo querían pasar el rato. Llegué a pensar que me querían porque yo no había conocido el amor de un padre, no sabía lo que era el valorarme como mujer porque nunca me dieron esa enseñanza y me envolví en sus juegos.

No tenía buena fama en este año escolar. De pronto ya casi acabando este año escolar vino una persona que siempre he querido mucho y me invita a la iglesia a la cuál asistía con mi madre años atrás, una conexión de oro. Acepté la invitación, sin saber que ese día iba a hacer de mi vida un antes y un después.

Luego de ahí seguí yendo, me gustaba ir. Pasé procesos porque mi cambio no fue de la noche a la mañana. Desde ese día hasta el sol de hoy he sido transformada y todavía sigo en el proceso de transformación.

Transformada por un amor que sobre pasa todo, único, especial. Que ni la familia, placeres, ni hombres te pueden dar. Un amor que llenó el vacío que yo sentía en aquel momento. Nosotros como seres humanos no estamos llamados a estar vacíos, siempre vamos a estar llenos de algo, o estamos llenos de fiestas, alcohol placeres, o estamos llenos de Dios y de su presencia.

Quiero decirles que la humanidad a catalogado muchas cosas como buenas, porque son legales, o porque nos han dando un ejemplo de estas cosas a través de todo los años vividos.

Pero realmente hay un sistema maligno dirigido por el mismo infierno que se ha dado la tarea de embrutecernos como humanidad, de segarnos, de taparnos los oídos para no escuchar a Dios, no atender el sonido del Altísimo.

Tenemos que darnos cuenta que nuestro alrededor esta mas bien para los negocios. Hay cosas buenas que sirven para nuestro diario vivir. Pero hay muchas otras que nos hacen daños en la salud mental y física. Creo que debemos darnos cuenta que no todo lo que hay en este mundo es bueno pero, más que nuestra salud física y emocional, afecta nuestra salud espiritual.

«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» 

Romanos 12:2 

Nosotros estamos aquí para ser transformados y para aprender a vivir una vida pura y ejemplar para poder llegar a la eternidad con nuestro Señor. Dios nunca ha sido malo, el siempre nos espera con los brazos abiertos. Dios quiere el bien, quiere llenarnos de bendiciones. Quiere guiarnos a alcanzar lo que él tiene para nosotros, siendo lo mas importante, la salvación.

Yo oro para que se levanten nuevos jóvenes dispuestos a alcanzar almas para Cristo, dispuestos a ser luz en medio de las tinieblas. Dispuestos a ser luz para guiar a los que les rodean al camino de la verdad y la vida que es Cristo.

¡Dios los bendiga!

Annie de Jesús

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