Antes me encontraba
como la mujer samaritana,
que iba siempre al pozo
para sacar y beber del agua.
En un intento inútil
de mi incansable sed saciar,
nada lograba, y solo terminaba
de nuevo en el pozo de Sicar.
Pero un día, pasó el Maestro;
Él mi vida pudo cambiar
y llenar mi corazón con Agua Viva,
Agua que sacia, de verdad.
Paola C. Rosario
