Todas hemos hecho cosas que nos gustaría no haber hecho en algún momento determinado de la vida.
Dejar cosas tiradas con las que tropezamos; amontonar tanta ropa hasta no saber donde esta esa camisa favorita; maquillarnos con poca luz y al salir ver que nos excedimos un poco con el rubor (jaja, habló por experiencia); quedarnos hasta tarde en la noche viendo nuestra serie favorita cuando teníamos que despertar temprano al día siguiente, o bajo la influencia de nuestros pensamientos hemos herido con nuestros labios a esa mejor amiga o a nuestra pareja por guiarnos por el impulso. Sí, hacemos muchas cosas tontas.
Todas nuestras acciones surgen por un pensamiento. Hay pensamientos de bien y de mal. Sin embargo, aunque muchas de nuestras acciones puedan parecernos inofensivas, para Dios no lo son. Detente unos minutos y ponte a pensar en los pensamientos que has tenido durante esta semana. ¿Realmente agradan a Dios o la mayoría de tus pensamientos están siendo guiados por el placer?
«Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna.»Salmos 139:23-24 NTV
Salmos 139:23-24 NTV
Día a día tenemos que pedirle a Dios que trabaje en nuestro interior y elimine aquellos pensamientos que no le agradan, le ofenden y nos apagan espiritualmente. Quizás hay días en los cuales te has dejado llevar por el enojo, un comentario incómodo, las acciones de otra persona, o porque tuviste un mal día has dañado tu corazón albergando sentimientos negativos.
«Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida.»
Proverbios 4:23 DHH94I
La única forma de cuidar nuestra mente es evitando los espacios, personas y conversaciones que nos llevan a enfocarnos en lo que no es correcto.
A veces nos concentramos tanto en cuidar nuestro cuerpo, pero no le damos importancia a cuidar nuestra mente.
El propósito de Dios es cambiarnos no causarnos daño. Asegurémonos de no comprometer nuestro corazón a cosas vanas. Hagamos el mayor esfuerzo por entregarnos para que Dios transforme nuestra mente.
«Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.»
Filipenses 4:8 NTV
Ahora que comenzará un nuevo año creo que es buen momento para retomar aquello que hemos dado por perdido. Tú mente y corazón no lo están. No seamos negligentes al reconocer que algo esta mal y continuar haciéndolo. Cuida tus pensamientos. Confía en Dios y entrégale todo lo que eres. Comencemos diciéndole al Señor «Quiero pensar como tú piensas, cambia mi mente para agradarte.»
Con amor,
Yaileen Caba