Recuerdo que hace unos días atrás tuve una semana increíble. Dios me bendijo con detalles. Me encanta y realmente amo muchísimo cuando Dios decide hacer eso. Ojalá y este artículo haga un despertar en ti, demasiado grande, para estar cada día más atento de Sus detalles.
Uno de los días de esa semana, era uno lluvioso. Salgo un momento de la tienda en la cual trabajo, y tomo conmigo una de las sombrillas de mi trabajo. Mientras salgo me encontré con un hombre mayor en la puerta. Le pregunté si deseaba pon, él no tenía sombrilla y yo sí. Su respuesta fue que no, debía salir a la carretera y caminar unos minutos para llegar a su casa. Le pedí disculpas y le expliqué que pensaba que tenía auto y que estaba en el estacionamiento.
Llegué a mi auto y vi que tenía una sombrilla en el asiento posterior, media dañada pero que abría bien y funcionaba. Decidí bajar el cristal y se la entregué. Me dijo que me la devolvía luego y que si estaba seguro. «No te preocupes, tranquilo. No me la devuelvas» fueron mis palabras y él estaba muy sonriente y me saludo a la distancia, mientras iba a mis quehaceres de mi trabajo. ¡Qué gran experiencia!
Lo que para mí ya no tenía mucho valor y no servía, para él fue algo demasiado útil y necesario.
Otro día, de esa semana, un cliente se me acerca y me pregunta si teníamos cajas en el almacén. Le dije que sí tenía y que cuántas necesitaba. Me dijo: «Todas las que puedas y de cualquier tamaño». Le busque unas grandes y cuando se las entrego, me pregunta si tengo más. Le pregunté para qué exactamente las necesitaba, ya que las que me quedaban no estaban tan buenas. Lo que me dijo me sorprendió: «Es que mi casa no está bien, y yo las uso para el piso, porque el piso no está bien».
Entre rápidamente al almacén y le busqué muchas más, ni siquiera vi la condición, solo tomé todas las que pude y le ayudé a llevarlas a su auto. Él estaba muy feliz, demasiado feliz, con su auto repleto de cajas para su casa.
Lo que para mí no tenía mucho valor y no servía, para él fue algo demasiado útil y necesario.
Recuerdo cuando le compartí esta experiencia a mi prometida ella me dijo: «Para nosotros esas cajas no sirven y son para entregarlo a reciclaje pero el las usará como losas para su casa.»
Necesitamos seguir aprendiendo a valorar todo lo que tenemos. Quizás no estas a gusto con tu auto, pero es el que te lleva a tu trabajo o universidad. Quizás quisieras hacerle cambios a tu casa para tenerla como siempre has soñado, pero al menos tienes una donde cubrirte del sol y la lluvia. Pudiera darte muchos más ejemplos, pero creo que ya entendemos el asunto; familia, seamos más agradecidos.
Paz
Lito Alicea