Recientemente celebramos el día de acción de gracias. Día en que muchas familias se reúnen para compartir alimentos y celebrar esta tradición que por años ha estado presente. Más que todo esto, este día envuelve dos palabras de suma importancia: acción y gracias. Sin nuestra acción no podemos alcanzar las promesas de Dios para nuestra vida.
Muchas veces recibimos ciertas cosas y damos por hecho la llegada de ellas a nuestra vida. Quizás ha llegado a tu vida una nueva casa, un auto, un nuevo proyecto, un hijo(a) o provisión económica para tus necesidades, entre muchas otras cosas. Ante esto nos adueñamos y no accionamos a algo importante: dar gracias a Dios en todo tiempo. Nuestro egoísmo nos lleva a enfocarnos únicamente en qué nuestro esfuerzo es lo único que vale y sin embargo, debemos tener claro que todo lo recibimos por gracia.
Y Ana le dijo: «Señor mío, hace tiempo yo estuve aquí, orando a Dios. Yo le pedí este niño, y él me lo concedió. Por eso ahora se lo entrego, para que le sirva todos los días de su vida». Y todos ellos adoraron a Dios.»
1 Samuel 1:26-28 TLA
Me encanta que el inicio de este pasaje bíblico de 1 Samuel 1 se enfoca en lo que Dios le da a Ana a través de su acción de oración. No se enfoca en las imposibilidades ni en todos los tropiezos que Ana tuvo que enfrentar. Cuando leí este pasaje me hice la siguiente pregunta: ¿qué motivo a Ana a orar? Ciertamente, fue su fe. La fe nos lleva a creer, accionar y ser agradecidas. Ana oro por un hijo y se mantuvo perseverando en la oración, velando en ella con acción de gracias (Colosenses 4:2). Quizás has presentado muchas oraciones delante de Dios, pero ¿lo has hecho con acción de gracias?
Cuando veo la vida de Ana solo veo el agradecimiento sincero que había en su corazón. En ese tiempo de su vida, como quizás lo estés viviendo tú, Ana enfrentó muchas circunstancias que podían haberla llevado a desarrollar un corazón ingrato. Pero, ejerció fe aun en medio de su angustia.
Dios tiene cuidado de cada área de nuestra vida. Debemos mantenernos orando con acción de gracias, aun cuando no veamos respuesta a nuestros deseos. La gratitud en nuestra relación con Dios debe ser constante en cada temporada de nuestra vida.
¿Cuántas acciones maravillosas Dios no ha hecho cada una por nosotras? No las pases por alto, atesóralas en tu corazón. Te invito a que juntas podamos reflejarnos en la vida de Ana y aprender día a día a tener una fe firme dejando la ingratitud a un lado. ¡Qué nuestra vida sea un testimonio de agradecimiento!
Te doy gracias por contestar mi oración, ¡y por darme la victoria!»
Salmos 118:21 NTV
¡Den gracias al Señor, porque él es bueno! Su fiel amor perdura para siempre.«
Salmos 107:1 NTV
Con amor,
Yaileen Caba