En los zapatos del otro

“Si pudiéramos mirar el corazón del otro y entender los desafíos a los que cada uno de nosotros se enfrenta a diario, creo que nos trataríamos los unos a los otros con más gentileza, paciencia, tolerancia y cuidado.” 

Todos los días interactuamos con personas, ya sea en el trabajo, con la familia o amigos. Así también con desconocidos en el supermercado, en la oficina del doctor o en algún café. Sin embargo, no sabemos las batallas mentales que tienen cada una de ellas. 

Son cientos los temas que surgen cuando hablamos de salud mental. Ansiedad, depresión, suicidio y estrés, son los más comunes en la lista de trastornos mentales en la sociedad occidental. No obstante, olvidamos una parte importante que además de ayudar a quienes sufren algún trastorno, en ciertos casos podría ayudar a prevenirlos: la empatía. La RAE define la empatía como“la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos” , aunque es algo que va más allá de identificarse con alguien o ser simpáticos. 

Shea (1998) describe la empatía como “la habilidad para reconocer la perspectiva emocional inmediata de la otra persona manteniendo la perspectiva propia”. Esto último es importante, ya que una persona que se siente comprendida puede ser más receptiva, siente mayor confianza para hablar de su problema, por ende su carga emocional puede ser aliviada. 

La mayoría de las personas no está buscando a alguien que sienta igual que ellas, sino que trate de entender cómo ellas sienten (Shea, 1998). No necesitamos vivir las mismas experiencias, venir de un mismo contexto cultural, incluso, tener las mismas creencias para ser empáticos, sino el deseo de validar los sentimientos del otro, ponerme por un momento en sus zapatos y comprender su realidad, sin perder mis convicciones ni mi perspectiva.

Por otra parte, cuando somos empáticos, podemos acompañar a otros en su proceso efectivamente, entendiendo que más allá de las palabras, el estar presente es suficiente. Romanos 12:15 dice: “Si alguno está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su tristeza”.

Muchos a nuestro alrededor viven todos los días una lucha campal contra su propia mente. El simple hecho de salir de sus camas es una decisión sumamente difícil, guiar hacia la farmacia puede tornarse en un momento traumático, dormir más de dos horas es un logro que no siempre se da y en ocasiones, algunos toman decisiones que no tienen vuelta atrás.

No hay problema grande ni pequeño. Todos vemos las cosas de maneras distintas, por lo tanto la empatía nos hace ser más cálidos, más pacientes y más conscientes de la realidad de otros.

Que siempre hayan en nuestra boca palabras de aliento y esperanza. Que nuestros brazos y nuestro corazón siempre estén dispuestos a abrazar. Que con pequeños detalles podamos ser luz y sal en la vida de aquellos que hoy tanto lo necesitan. 

La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, mas la buena palabra lo alegra. —Proverbios 12:25


Miredys Valcárcel
Fundadora de Allunisono


Referencias:

Rivero, A. (2014). La ciencia y el arte de entrevistar: Conceptos, estrategias, investigaciones y aplicaciones prácticas. (2nd ed.) Mayagüez, PR: Publicaciones Puertorriqueñas, Inc.

Shea, S. C. (1998). Psychiatric interviewing: The art of understandig: A practical guide for psychiatrist, psychologist, counselors, social workers, nurses, and other mental health professionales. (2nd ed.) Philadelphia, PA: Saunders

RAE: Real Academia Española

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