Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará. El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
Eclesiastés 11:3-4 RVR1960
Creo que todos hemos pasado por momentos donde no tenemos la mínima idea de qué hacer ni cómo hacer para alcanzar lo que queremos. Me ha pasado que, anhelo con todo mi ser algo en específico, una oportunidad, que una puerta se abra para mí y oro sin cesar para verse cumplir.
Sin embargo, también me he encontrado en el punto de orar sin llevar mi oración y mis anhelos a la acción. ¿Te ha pasado? Sí… son momentos donde uno podría recostarse en solo orar, en solo esperar a que una bendición toque nuestra puerta, en vez de salir a buscarla.
Sin embargo, los versos en Eclesiastés 11:3-4 nos enseñan la importancia de que actuemos sabiendo que también acompañado a esto va la oración.
Si quieres sembrar, no te quedes mirando al viento; si quieres cosechar, no te quedes mirando al cielo.
Versión TLA
El agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra; si contempla cada nube, nunca cosecha.
Versión NTV
No esperes a que tus oportunidades lleguen cuando sé que Dios te ha capacitado para que vayas tras lo que deseas. No contemples cada obstáculo que sabes se presentará en tu camino, dando vueltas al asunto sin iniciar nada. Decimos a veces “estoy esperando el tiempo perfecto” sin darnos cuenta que no estamos aprovechando el terreno fértil en el presente para sembrar nuestros sueños y obtener resultados en el futuro.
¡No! Eres líder, estás capacitado, eres bendecido, ágil, brillante, visionario, comprometido, útil, fuerte, firme y lo que propongas hacer con tu esfuerzo y las fuerzas de nuestro Dios lo alcanzarás en el Nombre de Jesús. La duda en ocasiones te aguanta; pero piensa más bien en lo que Dios quiere hacer en ti y a través de ti, ya que eso va más allá de tus dudas. Piensa en tu futuro, piensa en que Dios quiere el bien para ti, y ve por tus sueños.
Si te surgen preguntas de cómo lo puedes hacer, cómo puedo lograrlo, comienza orando por dirección, rodéate de gente que te aliente a cumplir tus metas en Dios, personas de fe, optimistas, que te hablen de sus experiencias y a través de ellas puedas aprender y crecer. Lee la Biblia, porque en ella encontrarás sabiduría y experiencias de hombres y mujeres que lucharon por alcanzar sueños y metas, con dificultad, pero con éxito al final. Todo esto te ayudará acercarte a tu propósito.
Vamos, voy a ti. Debes creer que lo puedes hacer, porque para el que cree todo le es posible (Marcos 9:23). Pasa de ser espectador a alguien que trabaje de la mano de Dios para cosechar de tu gran esfuerzo. No tengas temor a triunfar.
Con amor,
Shirley Figueroa
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