Cuando pienso en adorar en medio del dolor, pienso automáticamente en Ana, la madre del profeta Samuel (puedes encontrar su historia en 1 Samuel 1 y 2). Te voy a dar un resumen…
Ana era esposa de un hombre llamado Elcana, quien tenía otra esposa llamada Penina. Para esa época, el rol más importante de una esposa era darle hijos a su marido. Penina tenia varios hijos, mientras que Ana no tenia ninguno. El hecho de tener hijos ya era causa de vergüenza para Ana, pero encima de eso, Penina se burlaba de ella y la avergonzaba. Ana, angustiada y con el corazón roto, va a la entrada del tabernáculo y comienza a ORAR al Señor.
Quiero detenerme aquí porque ya vemos la importanteenseñanza de parte de Ana. La biblia dice que ella oró, no que adoró, pero el principio o la idea de lo que Dios me enseñóaplica a ambas cosas. Cuando pasamos por tiempos dolorosos en nuestra vida, lo normal que nos ocurre como seres humanos con alma y emociones, es que nos sintamos tristes y desanimados. Es en esos momentos que nuestra humanidad nos duele y nos sentimos débiles, no sabemos qué hacer y, algunas personas, ven a Dios bien lejos. Así se sentía Ana… triste, desanimada y sin esperanzas. Pero a pesar de sentirse así, ella acudió a la MEJOR persona: Dios. Continuemos con la historia a ver qué pasa luego…
En la entrada del tabernáculo estaba Ana orando con amargura y profunda angustia, pero ella hizo un voto al Señor: “Si contestas mi oración y me das un hijo, te lo devolveré. El será tuyo durante toda su vida (…)” (versículo 10, NTV). Elí, el sacerdote en ese momento, la vio, pero pensaba que estaba ebria pues veía que movía los labios, pero no escuchaba nada. Así que la regañó por estar ebria en el templo. Pero Ana le respondió: “No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba delante del Señor lo que hay en mi corazón” (versículo 15, NTV).
Ana utilizó su dolor como un motivo para acercarse a Dios; sabiendo que Él podía contestar su petición y quitar su dolor. Y así fue; Dios contestó la petición de Ana, y Ana cumplió con su parte y dedicó a Samuel al Señor dejándolo para que sirviera en el templo. Luego de eso, Ana levanta un cántico exaltando al Señor por todo lo que hizo con ella; lo puedes encontrar en el capítulo 2 de 1 Samuel.
En medio del dolor muchas veces no vamos a encontrar las fuerzas para confiar y acercarnos a al Padre; pero ¿Qué tal si haces como Ana y conviertes ese dolor en el impulso para acercarte a Dios? Él es el único que sana tu corazón, pues Él lo creó. Quizá no quieras adorar en ese momento, quizá no encuentras ni las razones para hacerlo, créeme que me ha pasado, y es algo normal en la vida del ser humano; pero,aunque no las veas, te digo que están ahí. Solo acércate a Él, y derrama tu corazón delante de Dios, así como lo hizo Ana.
Amigo/a, eso SIEMPRE da los mejores resultados. Sé que luego de esta temporada cantarás como Ana:
¡Mi corazón se alegra en el Señor!
El Señor me ha fortalecido.
Ahora tengo una respuesta
para mis enemigos;
me alegro porque tú me rescataste.
¡Nadie es santo como el Señor!
Aparte de ti no hay nadie;
No hay roca como nuestro Dios.
1 Samuel 2:1-2
Sigue adorando;
Daina Liz
Excelente