En mi práctica privada como consejera profesional, una de las poblaciones con las que más me apasiona trabajar es la familia. Dentro de este sistema tan complejo se dan muchos procesos fundamentales para la formación del individuo. Uno de los subsistemas que surgen dentro del sistema familiar es el subsistema parental. En este artículo vamos a concentrarnos en la relación padre-hijos. Permíteme compartir contigo algunas de mis notas de un mensaje dirigido a los padres titulado “Padres conforme al corazón de Dios.”
Por mucho tiempo se ha enfatizado sobre la importancia de una relación saludable del niño o niña con su madre. Se habla del apego y esa sincronía que de por sí existe entre la madre y los hijos, ya por el hecho de ellas haberlos cargado en su vientre. Y sin dudas, es una relación especial y única. Sin embargo, de la misma manera que la figura de la madre es vital en la vida de los hijos, la figura del papá es también significativa para su crecimiento y desarrollo. Puede ser significativamente buena y positiva como puede ser significativamente negativa y traumática, todo dependerá de cómo papá cumpla ese rol. Así que la figura del papá sí es importante.
En momentos, vemos algunas madres solteras decir que han sido padre y madre a la vez debido a la ausencia del padre en la crianza y desarrollo de los hijos. Hoy quiero que entiendas que en términos reales no es así. Si bien es cierto que el rol de una madre es insustituible, el de un papá también porque ambos tienen un desempeño distinto en la vida de los hijos. Pero vivimos en un mundo lleno de pecado y esto nos lleva a enfrentar realidades que no quisiéramos vivir. Así que es una realidad que no todos los hijos crecen con su papá en casa. No todos han tenido una crianza saludable o llena de amor. No todos viven en hogares donde están papá y mamá. No todos los hijos tienen padres que le pueden modelar la figura de Cristo. No todos conocen qué es una paternidad saludable.
Si estos ciclos de patrones cognitivos y conductuales distorsionados no se rompen, es posible que estos niños, en un futuro puedan ser padres ausentes, maltratantes o que nos son afectivos. Sin embargo, más allá de las estadísticas o prognosis, hemos visto hombres que a pesar de tener un panorama tan negativo como este, han encontrado sanidad en Jesús, han recibido ayuda y han podido crear hogares de paz y de amor. Como dice el Salmo 147:3 “Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas.”
Rob Palkovitz, profesor de la Universidad de Delaware, escribió un capítulo en el libro: “Por qué los padres cuentan” que habla sobre la transición de los hombres a la paternidad. Dice que hay hombres que pueden volverse padres en un sentido biológico, pero no hacen los ajustes psicológicos y de comportamiento que se necesitan para asumir el papel de padre. También explicó que el hecho de ser padre conlleva un tipo de responsabilidad diferente de la que implica ser esposo y requiere un compromiso adicional. Este cambio afectará las elecciones, el comportamiento y las prioridades del hombre en su vida cotidiana. Esto lleva tiempo y la paternidad es un papel en el que los hombres crecen gradualmente.
“La transición a la paternidad es un momento crucial en la vida de un hombre. Si los hombres desean asumir esta relación con sus niños, experimentarán uno de los cambios más importantes de su vida y su desarrollo personal”, afirma Palkovitz. En otras palabras Pablo diría: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.” (1 Corintios 13:11)
Así que esto nos lleva a la conclusión de que Dios creó todas las etapas de nuestra vida para que podamos crecer y así también podamos entender la naturaleza de Dios y su intervención con nosotros sus hijos. Cuando nos unimos en matrimonio, comenzamos un camino en el que aprendemos a entender de manera más profunda la relación de Dios con la iglesia. Así también, cuando comenzamos la trayectoria como papás es una gran oportunidad en nuestra vida cristiana para conocer y entender más profundamente a Dios como nuestro padre.
Así que papá que me lees en el día de hoy, ya sea papá biológico, papá adoptivo, padrastro, futuro padre y aún padre espiritual: Dios quiere que seas un padre conforme a su corazón. De seguro te estarás preguntando: ¿Cómo puede ser un padre del que tanto se ha hablado en este artículo? Te explico. Un padre conforme al corazón de Dios:
- Es un hombre que tiene cualidades que provienen de la naturaleza de Dios y que revelan su esencia a las futuras generaciones.
- Es un padre que acepta el reto de construir hogares de paz, hogares de amor, hogares con una estructura y fundamento firme que ningún viento contrario pueda derrumbar.
- Es un padre que ha sanado sus traumas y que se atreve a ser diferentes al modelo distorsionado que tuvo.
- Es un padre que no tiene miedo a ser vulnerable, a expresar sus emociones de manera honesta, abierta y adecuada.
- Es un padre que busca estar espiritual, social, física y emocionalmente saludable y así dar lo mejor para sus hijos y su familia.
- Es un padre capaz de proveer amor, comprensión, seguridad, abrigo, alimento, descanso, atención.
- Es un padre que comprende y cuida el ministerio más hermoso que tiene: su familia.
No es un rol fácil y requiere mucho de ti, pero Dios está dispuesto, siempre, a equiparte para que puedas ser un padre conforme a su corazón.
Aunque el ejemplo que tuviste no fue el mejor, puedes ser un padre conforme al corazón de Dios.
Aunque no pudiste tener a tu papá en vida, puedes ser un padre conforme al corazón de Dios.
Aunque ya eres padre, pero has cometido muchos errores y no sabes qué hacer, puedes ser un padre conforme al corazón de Dios.
Si estás dispuesto, Dios lo puede hacer. Dios es capaz.
*Si has identificado que estás luchado con traumas de tu niñez o asuntos no resueltos que están afectando tu vida en el presente, buscar ayuda profesional es un gran paso para alcanzar el bienestar y sanidad que deseas. Nuestra espiritualidad no debe competir con los recursos de ayuda psicológica y de conducta humana, si no que pueden ser aliados en el proceso de sanidad interior.
–Miredys Valcárcel Rodríguez
